Mi vida diaria

Me duele tanto verme al espejo, me duele esa imagen desnuda que ven mis ojos, y en instantes quisiera morirme, desaparecer para siempre, pero soy cobarde para hacerlo, mi único refugio es Ana y todas las princesas que no me han dejado caer. 
Ya no se que mas hacer, quisiera ver los resultados de los ayunos y de las horas de ejercicio, pero no es una varita mágica, ya que debo recordar como fue que llegue a la maldita obesidad y en cuantos años la mantuve incrementando, ese será un aproximado del tiempo que me llevara llegar a mi meta. 
Los castigos no funcionan para calmar mi ansiedad, mi angustia y la desesperación por llegar a ver una hermosa imagen en ese espejo. 
Y aveces me pregunto si un día lograre verlo, pero moriré en el intento de tener un cuerpo hermoso y perfecto.
Somos juzgadas por un estilo de vida nada común, y es cuando volteo atrás y digo yo también margine a otros por su raza y color, ahora estoy en la misma situación de marginación por otros que les parece hasta aberrante querer verse hasta los huesos y el camino que se toma para llegar a eso. 
Solo una Princesa, un Principe sabe cual es el precio de pertenecer a la realeza, y solo entre nosotros podemos animarnos, apoyarnos, motivarnos para continuar con dietas extremas, ayunos, pastillas, laxantes, ejercicio, solo nosotros podemos comprender la impotencia diaria, porque no hay amigos, no hay familia, ni pareja que te aliente, vivimos en dos mundos, uno al que hay que fingir que no pasa nada y el otro de la realeza. 
Solo ya no quiero sentir el dolor que le causa a mi corazón cada vez que me miro al espejo, y al llorar mi único consuelo es Ana, ella nunca me abandona desde que entro a mi vida. 
Nadie dijo que ser princesa fuera fácil, las quiero mucho Princesas, los quiero mucho Príncipes.